Puerta que desde mi interior,
Deslumbra ante mí la costa del mar Caribe,
Recuerdos de atardecer;
Caracolas, piedras preciosas del mar,
De cálidas y transparentes aguas
Manos que se entrelazan, suspiros de atardecer
Nadie puede inmutarse a tal sensación,
El cielo, la arena, el mar…
Con delicadas olas que se mueven al vaivén de mi corazón
Tiempo para amar, para entregarse a la vida “ser feliz”;
Porque al mirar en mí, vibro
Se vuelcan curvas, espirales, garabatos en el pensamiento
En este siglo vivido, a flor de sentimientos encontrados
Por haber vivido en una ola que me levanta y me regresa de vuelta,
A esta realidad hostil y terrestre.
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